"En una taberna eso ocurre cuando no entra nadie a tomar siquiera una copa. Es deprimente y difícil. Pero, hay ocasiones en que, por un alineamiento de los planetas quizá, ocurre. A mí no me preocupa precisamente. Ya os lo he contado anteriormente, la monotonía no me resulta para nada aburrida. Pero, de un modo u otro, sucede de vez en cuando.
Ese era uno de esos días. "
Fragmento: "Los dos se encontraban apoyados contra la pared del castillo, la de la zona oeste. El escenario era perfecto para la infiltración en el castillo. Habían conseguido llegar sin ser vistos gracias a un camino que conocía Vado, el que le había mostrado su hermano y por lo que se encontraba en esas circunstancias. Una vez allí, al ser una noche tan horrenda, la guardia había reducido sus rondas y dado que el tiempo era horroroso, la vigilancia del hangar sería menor. Era el momento que habían estado tanto tiempo esperando. "
Fragmento: "Grandes bosques, que se extendían kilómetros y kilómetros, de multitud de colores. Verde, marrón, incluso algún tono morado. Nadie se atrevía a entrar en ellos. Los árboles eran frondosos y altos. Se encontraban tan juntos entre sí que todas sus copas se hacían una. Por la noche, procedente de su interior, se podían escuchar lamentos, susurros y rugidos. Todos de origen animal. Sonidos desconocidos y amenazadores. Nadie se atrevía a adentrarse en ellos. Ni siquiera con ambos soles en lo más alto del cielo. Una vez entrabas se hacía la sombra. No había camino ni vereda, sólo tú y la inmensa oscuridad ofrecida por las sombras. Pequeños rayos se colaban entre las ramas, pocos, pero suficientes para apreciar que una vez entrabas no había escapatoria."
Fragmento: "Mientras tanto, dentro del mismo campo de asteroides y no muy lejos de ahí, el capitán de la Pherso miraba, desde su gran cabina, al exterior con una sonrisa en su rostro. Toda su tripulación sudaba. Sus ojos miraban al capitán con terror y buscando una respuesta, una indicación. Estaban siendo perseguidos, a punto de ser capturados y él les había indicado una maniobra suicida. Había funcionado, era cierto. Pero, ¿durante cuanto tiempo? ¿Lo haría la siguiente orden?
Él estaba de pie. Impasible. La taza en su mano llevaba estática en su sitio varios minutos. El whisky en su interior impoluto. Una sonrisa de satisfacción personal se reflejaba en el cristal, de cuádruple grosor, que separaba la nave del espacio exterior."
Fragmento: "En el espacio no se oye nada. Es una de las propiedades del sonido, no es capad de transmitirse en el vacío. Su vibración debe de transmitirse en un medio material, formado por moléculas que se muevan transmitiéndolo. Eso no ocurre en el espacio.Las naves tampoco tienen retrovisor. Sería absurdo. A las distancias a las que se opera no se podría distinguir más que lo que se distingue una mota micrométrica fuera del microscopio.Pero una cosa es segura, si una nave te está siguiendo lo sabes.
Ellos lo sabían."
Fragmento: "Era introspectivo. Callado. Muy suyo, hubiesen dicho muchos. Visitaba muy asiduamente la taberna y permanecía en ella durante horas. Sentado. Sin hablar con nadie. Sólo él, sus pensamientos, el té negro y el tabaco secado al sol del Ragnaryk. Nada más le hacía falta. Ya ni siquiera hablaba para pedir. De hecho, McGregor era capaz de contar con los dedos de la mano las veces que había oído su voz. Y aún le sobraban dedos."
Fragmento: "Entonces me degradaron. No se le puede llamar de otro modo. Fue una degradación pura y dura. No entraremos en si me la merecía o no. Simplemente diremos que la tuve. Me habrían echado de por vida. Quitado la licencia y prohibido la práctica médica. Pero, no van tan sobrados de personal, así que todo lo que pudieron hacer es tirarme en un pozo, en el lugar más lejano y frío de todo el sector 71.
Hospital número 2 de Vostok. Dos de tres. Ni siquiera se si hay población como para ocupar uno y la mierda de luna tiene tres. Menos trabajo y más aburrimiento para mí. Realmente, no se si celebrarlo o lamentarme. "
Fragmento: "Las carreras eran su pasión. Desde pequeñito. Con cajas simulaba bugas. Cuando consiguió bugas de juguetes repetía las carreras, como los grandes estrategas recuerdas las campañas militares más memorables. Su madre ahorró y ahorró durante años. Un día logro reunir dinero suficiente para dos pasajes de ida y vuelta y dos entradas a la carrera de Vostok. El niño no durmió los dos días siguientes a saberlo. Tampoco los dos anteriores a la carrera."
Fragmento: "Tanto montaba el uno como el otro. Los dos eran listos como zorros, estrategas como el mismísimo Napoleón y hombres de negocio de gran altura.
También eran dos grandísimos hijos de puta. Nadie podía pararles. Nadie quería siquiera intentarlo. Si ellos decían sí, todos respondían callando. No había otra respuesta. "
Fragmento: "Quedaba hora y media para que se iniciase la carrera. El circuito estaba preparado, a unos diez minutos de Fenni, y afuera hacía frío. La taberna estaba llena. Decenas de personas apiñadas con sus jarras de cerveza en la mano, cantando, bebiendo y hablando.
Tantas personas... muchas normales, oficinistas de algún planeta cercano que no habrían salido de él si no fuera porque les aseguraron que merecía ver la carrera, y habían estado ahorrando durante todo el mes para poder pagar el ticket de entrada y el transporte especial desde sus planetas hasta la luna (sólo había líneas de transporte regulares en ocasiones como esta). Pero, seguro que algunohabía interesante. Alguien tendría que serlo. "
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